«No describas una emoción, vívela.» Esta frase de Ernest Hemingway es el latido que impulsa «Tributo al Silencio», un proyecto de inmersión personal que trasciende la mera expresión artística para convertirse en un viaje de catarsis profunda. En este viaje, me sumerjo en las aguas turbias del pasado, enfrentando dolores enterrados y tabúes olvidados en busca de una sanación que trascienda el tiempo.

El proyecto se despliega en dos etapas fundamentales. La primera, «Remembranza», me sumerge en las aguas de la infancia, desenterrando recuerdos y confrontando el punto de ruptura en nuestros vínculos. Aquí, la narrativa se teje desde sus raíces, desenterrando verdades incómodas y recuerdos dolorosos que, sin embargo, son el cimiento de mi proceso de transformación.

La segunda etapa, «Revelaciones», emerge como la luz después de la tormenta. Aquí, armado con nuevas herramientas emocionales, enfrento la pérdida y el duelo desde perspectivas más constructivas. Cada experiencia, cada emoción, se convierte en el combustible que alimenta mi creatividad, permitiéndome plasmar en el lienzo del videoarte la intensidad de este viaje interior.

A lo largo de estas fases, reconecto con cada experiencia, cada emoción, para alimentar el fuego creativo que arde dentro de mí. Consciente de que este proceso es un ciclo sin fin, un constante renacimiento, me sumerjo en las profundidades de mi ser una y otra vez, gestando, creando, y transformándome. En «Tributo al Silencio», no solo describo las emociones, las vivo y las transformo en arte, en un viaje de autodescubrimiento y sanación continua.