El proyecto propone un espacio de discusión sobre el lugar que ocupamos como ciudadanos frente al Estado, cuando hechos violentos como el de los “falsos positivos” ocurren y se normalizan sin que, a mi parecer, se tenga conciencia de lo prescindibles que podemos llegar a ser frente a políticas, que, bajo el discurso de bienestar colectivo, seguridad ciudadana y protección a la democracia, estimulan el asesinato de inocentes usando su propio ejército.
El propósito es afirmar esa normalización con la que el grueso de la población colombiana asume los hechos de violencia, en una actitud pasiva que legitima a quienes los ordenan y ejecutan. También se busca establecer una conexión entre el hecho violento y la banalización que se genera de ese hecho cuando se ve a través de los medios de comunicación, con la posibilidad de vernos a nosotros mismos como seres prescindibles y entender que nuestra propia vida puede quedar por fuera del derecho, desnuda, para que cualquiera pueda tomarla si el poder de un gobierno así lo necesita.
El proyecto se sustenta en una investigación y recopilación de archivo audiovisual que, en un ejercicio de memoria, nos recuerda cómo se mostraba a través de los medios tradicionales, la discusión nacional alrededor de estas ejecuciones y se presenta como resultado una propuesta de videoinstalación con tres momentos en paralelo, un ejercicio de memoria, otro de representación de la normalización frente a la violencia y un tercer momento que busca interpelarnos sobre el carácter prescindible que podemos llegar a tener como ciudadanos.