Mi Identidad: El Gesto de Reconstruir la Memoria
Esta obra, que he titulado "Mi Identidad", emerge desde un lugar profundamente personal y sensible: la necesidad de honrar y sanar la ausencia de mi abuela, una figura que considero mi raíz emocional esencial. El proyecto surgió en ese territorio donde el duelo y la imagen se encuentran, transformando un recuerdo íntimo en una vivencia compartida. Lo que inicialmente fue un dolor privado se convierte en un espacio estético donde el afecto se vuelve forma y la pérdida se resignifica.
La Memoria Fragmentada
El núcleo de esta instalación es un retrato que se niega a ser estático y completo. A partir de una fotografía de mi abuela, decidí fragmentar su imagen y traducirla en módulos tridimensionales que se proyectan en el espacio. Esta fragmentación no es un recurso casual; responde a la idea central de que la memoria es fragmentaria, dinámica y emocional. No conservamos los recuerdos como imágenes perfectas, sino como trazos, sensaciones, gestos y momentos que persisten. Dividir el rostro de mi abuela se convierte así en un gesto simbólico que representa esa naturaleza viva e irregular del recuerdo.
La obra invita a una lectura reflexiva, lenta, rompiendo con la rapidez de las imágenes que consumimos hoy. La tridimensionalidad y la disposición espacial de los fragmentos permiten que la imagen deje de ser un recuerdo estático para convertirse en algo que se puede rodear, mirar y reinterpretar constantemente.
La Evidencia Íntima: El Archivo Sensorial
Detrás de la instalación formal, existen momentos íntimos de la vida de mi abuela que nutrieron conceptualmente la obra. Estas imágenes y videos funcionan como un archivo sensorial, capturando la verdad sin filtro de su existencia. El video que muestra la concentración absoluta al saborear un dulce, o las fotografías que registran su reposo, son esos pedazos de vida que retengo. El arte se convierte en un puente entre lo vivido y lo recordado, afirmando que las presencias nos continúan habitando, incluso después de la ausencia física.
El Gesto Ritual y la Identidad Compartida
Mi formación en danza me enseñó a narrar desde el movimiento y me ha permitido integrar el cuerpo y la postura en esta obra visual. Por eso, la instalación contiene una dimensión ritual: el gesto de arrodillarse frente a la obra durante su creación o en su contemplación es un acto sincero de respeto, amor y agradecimiento. Esta postura comunica una conexión profunda, transformando la obra en un pequeño altar de memoria.
La obra trasciende mi experiencia personal y se abre hacia lo universal. Porque todos, en algún momento, hemos intentado recordar a alguien que ya no está. Sin la mirada del público, el rostro nunca se completaría. Al recorrer la instalación, el espectador se convierte en coautor de la memoria, aportando su propia historia emocional al proceso y reconociendo que, aun en la ausencia, hay presencias que continúan sosteniendo nuestra identidad. Esta instalación es, en última instancia, una exploración sensible y poética de la raíz del yo, entendida como la memoria viva que nos sostiene.
Ficha Técnica
Título de la obra: Mi Identidad: El Gesto de Reconstruir la Memoria
Dimensiones generales: 1.47m (ancho) × 1.90m (alto)
Dimensiones de cada cuadrícula: 38cm (ancho) × 37.7cm (alto)
Técnica: Instalación: Fotografía fragmentada
Año: 2024
Artista
Soy Julián Andrés Gordillo Granados, nacido en la ciudad de Neiva y actualmente con 23 años. Me encuentro cursando el noveno semestre del programa de Licenciatura en Educación Artística de la Universidad Surcolombiana, institución en la que he consolidado una formación orientada al desarrollo de competencias pedagógicas, investigativas y creativas propias del quehacer artístico contemporáneo.
Mi trayectoria de aproximadamente 17 años en la danza y las artes escénicas constituye el fundamento de mi construcción identitaria como artista. Este recorrido me ha permitido comprender el arte desde una perspectiva interdisciplinar, en la que convergen dimensiones estéticas, culturales y sociales. En este sentido, me defino como folclorista, no solo por la práctica sostenida de las danzas tradicionales, sino por la convicción de que el folclor es un campo de estudio que posibilita la lectura crítica de los procesos históricos y simbólicos que configuran las identidades colectivas.