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Raíz | Mi cadáver apesta a sueños marchitos, deseos y sangre

Mi cadáver apesta a sueños marchitos, deseos y sangre

Hannah Croizzzant

Desde la relación ave–humano, sueño–pluma y corazón–deseo, la obra propone una lectura del cuerpo como territorio de tránsito entre vida, tiempo y pensamiento. A través de una estructura simbólica dividida en tres momentos (sueño, persistencia y caída) se construye una metáfora existencial que interroga el sentido de vivir, el peso del cuerpo y la persistencia del deseo frente al absurdo.

El primer momento: En el horizonte está la utopía. Un cielo oscuro y abierto donde las aves vuelan impulsadas por la necesidad de encontrar alimento, dirección y sentido. Ese alimento es el corazón: motor simbólico de la esperanza, aquello que sostiene al cuerpo aun cuando el futuro es incierto. El vuelo no es triunfo, es búsqueda. Volar implica elegir un cielo aún sabiendo de la posibilidad de caer. En ese gesto se encarna la pregunta fundamental por el propósito de existir y la decisión frente al hecho.

El segundo momento corresponde al cuerpo en vuelo: El presente. El cuerpo que persiste gracias al deseo, consciente de su fragilidad, pero decidido a mantenerse en el aire. Aquí, el tiempo es total; el presente lo contiene todo. El cuerpo es memoria, conciencia y decisión. Mientras otras aves caen, este cuerpo continúa, no por certeza, sino por necesidad vital. Vivir se convierte en un acto de resistencia: sostener el peso de la carne mientras el corazón insiste en latir.

El tercer momento es la caída. Oscuridad y tierra. El pasado aparece como aquello que ya es conocido: lo que fue, lo que se perdió, lo que se carga. La caída no niega el vuelo; lo completa. Todo lo vivido (los sueños, las renuncias, las transformaciones) permanece inscrito en el cuerpo, incluso cuando este se desmorona. El pasado, como un cadáver simbólico, no desaparece: se integra, pesa, define.

Desde una reflexión personal sobre la identidad y el deseo. Desde la experiencia de habitar un cuerpo que ha dejado atrás una identidad impuesta, la obra plantea el deseo como raíz del yo. El corazón, antes silenciado, emerge como guía. Elegir lo que se desea ser implica cargar con restos, con fragmentos de lo que ya no es, pero que aún forma parte del ser.

"Mi cadáver apesta a sueños marchitos, deseos y sangre" nace de la angustia vital de preguntarse qué permanece después de tanto anhelo, qué queda cuando el cuerpo muere simbólicamente una y otra vez. El cadáver no es final, es eternidad. Es el rastro de los sueños sostenidos, de la sangre derramada por vivir. Lo que apesta no es la muerte. ¿A qué apesta tu cadáver?

La pieza transita entre ascensos frustrados y caídas incompletas, revelando una existencia que simultáneamente vive y muere. La obra respira en ese borde entre lo que anhela y lo que se derrumba: un cuerpo que, aun como cadáver, sigue oliendo a sueños marchitos, deseos y sangre que no deja de arder.

Ficha Técnica

Título de la obra: Mi cadáver apesta a sueños marchitos, deseos y sangre

Dimensiones: 3.90 m × 1.55 m

Técnica: Dibujo de tinta china

Año: 2025

Mi cadáver apesta a sueños marchitos, deseos y sangre
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Hannah Croizzzant
Hannah Croizzzant

Artista

Artista plástica y visual colombiana. En mi proceso artístico he investigado el imaginario del cuerpo, abordando su género, identidad, génesis en su vitalidad y mortalidad.

Mi trabajo propone una crítica al uso del cuerpo como objeto y a las tensiones que emergen cuando la mente se inscribe de manera literal sobre lo corporal. La responsabilidad de cargar con un cuerpo en contextos atravesados por disforia, virtualidad y post pandemia.

Desde una sensibilidad cercana al surrealismo, busco expandir los lenguajes visuales y plásticos para generar reflexiones en torno a la identidad, la corporalidad y sus resonancias en la sociedad contemporánea. He participado en colectivos universitarios y desarrollado obra individual, siempre buscando expandir los lenguajes creativos y generar diálogos entre lo íntimo y lo social.