Hay cuerpos que pasan por un estallido de sensaciones y van más allá de lo explicable, hay una imposibilidad de sonreír como pide la sociedad, con mirada en alto en medio del agite diario, sin espacio para los sentimientos más íntimos. Estas emociones pueden llevar a una persona a consumar el acto suicida. Esos sentimientos son los que aborda la video instalación: Cada 40 segundos. Esos estados del cuerpo que Durero y Munch pintaron como ‘melancolía’. La obra contiene una serie de animaciones en stop motion que llevan a explorar las emociones de una persona en depresión, a través de una sinfonía de sonidos vibrantes y densos. El espejo es un objeto recurrente en cada animación y simboliza la búsqueda de una persona para encontrarse con su identidad.
          Las animaciones se reproducen en celulares, concebidos como una extensión del cuerpo. Ese objeto tecnológico por el que los jóvenes manifiestan emociones en redes sociales, recreadas en la instalación, a través de códigos QR que activan cuentas de Instagram, Twitter o Facebook, donde ellos expresan depresión e ideación suicida.
          La video instalación se exhibe en un cubo gris, que asemeja el espacio vacío en el que está una persona deprimida y lo que vive allí. Primero, las animaciones en stop motion que exploran lo que sienten y luego los códigos QR que llevan a las redes sociales donde manifiestan sus sentimientos.