Habitamos un cuerpocasa que reflexiona acerca de las relaciones que tejemos con nuestra familia, los espacios y el entorno que nos rodea. Las narraciones que giran sobre el eje del hogar, son una memoria que manifiesta los sentires, emociones y perspectivas de personas que a través de sus sentidos escuchan, tocan, huelen y observan su casa desde los diferentes espacios que la componen. Parto de mi historia de vida para construir una autoetnografía que sea transversal a las trayectorias vitales de otras comunidades que sostienen su casa a partir de un territorio afectado por la violencia, la guerra, el desplazamiento, y el desarraigo cultural.

A través de prácticas artísticas con población diversa en Bogotá, mujeres excombatientes de la vereda de Tierra Grata, niños, niñas y adolescentes de la comunidad indígena Arhuaca –los últimos dos ubicados en el departamento del Cesar– se genera un espacio propicio para la cocreación por medio de laboratorios, que integran a comunidades de diferentes territorios, para tejer un hogar que aporta a la transformación social de nuestro país. Por lo tanto, los relatos, imágenes, sonidos y olores que surgen de esta instalación, son hechos desde la sensibilidad, empatía, amor, respeto y cariño con quienes abrieron su corazón para resonar con otras casas.