La obra es un gran muro esculpido en roca natural pintada sutilmente de azul con grietas alusivas a las 216 víctimas de las que existieron en el “Cuartel Terranova”, una antigua casona donde se concentraron una serie de torturas y hechos violentos entre 1973 y 1978. Los relieves del muro son fósiles que operan un símbolo de la permanencia del recuerdo, representando la resistencia de estos nombres al paso del tiempo. Los nombres que se muestran en la obra pertenecen a cada uno de los muertos o desaparecidos a manos de los integrantes de la DINA durante la dictadura de Pinochet en el Cuartel Terranova. Existen muchas más víctimas, pero el muro sólo nombra a las que murieron o desaparecieron. Existen muchos sobrevivientes, en honor a ellos se crearon otras obras en el parque. La intención de la artista era dignificar a cada una de las víctimas y su familia, ya fueron personas asesinadas injustamente, inocentes catalogados de criminales. Esta obra es un espacio de encuentro, recogimiento y reflexión para quienes deseen profundizar en el terrorismo generado en la dictadura chilena a manos de Pinochet. También es un legado para las futuras generaciones quienes deben conocer su historia y conocer sus derechos para impedir que se violen de la forma como se hizo en el Cuartel Terranova.
Investigado y fotografiado por Yuri Velandia